En la fertilización química se usan productos que ayudan a la planta con nutrientes para un fácil y mejor crecimiento, manteniendo el cultivo sano para mayor producción y buena calidad.
Estos abonos están elaborados con macronutrientes esenciales para la tierra, como el nitrógeno, el fósforo y el potasio, lo cual los hace potentes y de gran alcance.
Además de estos macronutrientes, pueden contener sulfato de amonio, urea y amoniaco anhídrido, entre otros compuestos, de acuerdo a su estructuración y a los cultivos y suelos para los cuales están destinados.
Ningún suelo es perfecto para cada planta. Por lo tanto, los fertilizantes de todo tipo proporcionan alimento adicional en el suelo, manteniendo las plantas saludables, vigorosas y fructíferas.
Ya sea con una mezcla especial o un simple fertilizante, puede dirigirse a las necesidades de una planta específica dándole sólo los nutrientes que necesita.
Los fertilizantes sintéticos permiten que las plantas absorban los nutrientes más rápidamente que los que se obtienen de la tierra sin fertilizar o de los fertilizantes naturales.
Las formas secas de fertilizantes sintéticos suelen costar menos que los fertilizantes orgánicos.
Algunos fertilizantes sintéticos tienen características de liberación gradual.
A veces, cuando se rocían fertilizantes de algas marinas se producen nuevos crecimientos y tallos más fuertes en pocos días.
El principal efecto positivo que ofrece la fertilización es el aumento de los cultivos, mejorando la planta y ayudando para un buen desarrollo. Permiten incrementar la producción y mantener los sembríos frondosos y nutridos.
Los fertilizantes y abonos que presenta el mercado pueden contener macronutrientes esenciales tales como: carbono (C), oxígeno (O), hidrógeno (H), nitrógeno (N), fósforo (P), azufre (S), potasio (K), calcio (Ca) y magnesio (Mg), además de micronutrientes necesarios en menor cantidad con respecto a los anteriores como son: hierro (Fe), manganeso (Mn), zinc (Zn), cobre (Cu), boro (B), molibdeno (Mo), níquel (Ni) y cloro (Cl) y entre otros compuestos que mejoren la eficiencia de los cultivos.
A la hora de comprar fertilizantes o abonos es importante verificar los componentes, efectividad y calidad según el tipo de planta / suelo a aplicar, ya que el objetivo es mejorar la producción aportando nutrientes y manteniendo el equilibrio del suelo.
El uso de fertilizantes químicos puede tener desventajas y efectos negativos. Para tener prácticas más sostenibles es necesario encontrar puntos de equilibrio y complementarlos con abonos y compuestos orgánicos, además de analizar los suelos y plantas constantemente para asegurarse de que los diferentes valores sean los idóneos y detectar a tiempo reacciones negativas.
Algunas de las desventajas de un uso excesivo y sin control incluyen:
Una mala administración de estos productos degrada el suelo hasta llegar a la infertilidad en el largo plazo: esto se debe, entre otras cosas, a que pueden incrementar sustancialmente los niveles de acidez, generar saturación de macronutrientes o alterarlo a tal punto que el suelo pierde la sensibilidad y la capacidad de absorción ante diferentes nutrientes.
Estas aguas son un aporte natural de nutrientes, minerales y vitalidad para las plantas de los cultivos: que estas se contaminen no solo puede representar pérdidas en el ciclo de producción inmediato, sino que además compromete el futuro de la actividad agrícola en el lugar.
Estas quemaduras son una alerta de la deficiente o exagerada utilización de fertilizantes químicos y evidencian la deshidratación del tejido de las plantas, lo cual dificulta su correcto desarrollo e, incluso, compromete la productividad. Los fertilizantes con un alto índice salino (con compuestos como el nitrato de sodio) son los que más atención y seguimiento demandan para evitar quemaduras de sal.
Las dimensiones y tamaños de las plantas pueden sobrepasar los parámetros normales debido a una aplicación excesiva y poco organizada de fertilizantes químicos. Un tamaño superior a los índices normales representa presión excesiva para follajes y raíces y, también, tiene influencia en la degradación o desmejoramiento de los suelos, lo que compromete la cosecha y la sobrevivencia de las plantas.
Los fertilizantes químicos son grandes aliados de la agricultura intensiva, pero también pueden afectar los ciclos de producción, los suelos y las superficies si son administrados y aplicados de manera incorrecta.
Combinarlos con compuestos orgánicos, observar de forma continua y, en general, apuntar a la racionalidad son aspectos claves para incrementar la productividad de forma segura y sustentable.
Nuestro equipo comercial te contactará para elegir el mejor plan según tus necesidades.